
Por: Rafael Santos
En los últimos tres años, el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) ha realizado una inversión significativa de más de RD 165 millones en maquinarias, herramientas y equipos destinados a la mecanización y tecnificación del campo dominicano. Esta iniciativa tiene como objetivo principal incrementar la productividad agrícola, fortalecer la seguridad alimentaria y asegurar que los productores se integren plenamente en el siglo XXI. La modernización del campo es esencial para garantizar la sostenibilidad del sector agropecuario y mejorar la calidad de vida en las zonas rurales.
El economista Hecmilio Galván, director del FEDA, ha destacado que promover la rentabilidad de la producción agropecuaria es uno de los pilares fundamentales de su gestión. Según Galván, la única vía para garantizar la sostenibilidad estratégica del sector y reducir la pobreza rural es a través de la mecanización y la tecnificación del campo. Estas mejoras no solo aumentan la productividad, sino que también permiten a los agricultores acceder a nuevos mercados y mejorar la calidad de sus productos.
El FEDA ha implementado diversos programas para apoyar a los agricultores, incluyendo préstamos blandos, donaciones, capacitación e incentivos a la asociatividad. A través de su Programa de Modernización de la Agricultura Dominicana y otros 18 programas en ejecución, el FEDA ha canalizado un total de RD 66,434,088.35 para el financiamiento de 19 tractores modernos, con sus respectivas rastras y accesorios. Estos tractores han sido entregados a igual número de asociaciones y cooperativas agropecuarias en todo el país, con préstamos a 20 años y una tasa anual del 0%.
Además, el FEDA ha donado más de 101,976 herramientas diversas, por un monto de RD 58,375,371.35, a agricultores y emprendedores en las 31 provincias del país. También se han destinado alrededor de RD 15 millones al financiamiento de bombas de riego, pozos tubulares, camiones de cama larga y otros equipos, en beneficio de diversas organizaciones agropecuarias. Estas inversiones han permitido ampliar la frontera agrícola y aumentar la producción en zonas deprimidas, mejorando la calidad de vida de las comunidades rurales.