
El congresista Adriano Espaillat lideró este jueves una protesta pública contra la decisión de la Administración Trump de congelar $18,000 millones de dólares en fondos federales para proyectos de infraestructura ferroviaria en Nueva York, como la nueva fase del metro de la Segunda Avenida y el Proyecto Gateway. En una rueda de prensa en East Harlem, Espaillat —quien representa a distritos con alta población latina y afrodescendiente— advirtió que esta medida afectará desproporcionadamente a las comunidades de bajos ingresos, que han esperado más de 100 años por mejoras en el transporte público y dependen en un 70% de este servicio.
El metro de la Segunda Avenida, cuya construcción comenzó en 1972 tras décadas de retrasos, es un proyecto clave para aliviar la congestión en una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad. Según las proyecciones, su inauguración en 2032 generará más de 70,000 empleos y mejorará la movilidad de miles de residentes. Espaillat enfatizó que este proyecto es «esencial para la clase trabajadora», ya que conectará a los residentes con oportunidades laborales y reducirá los tiempos de viaje. «Detener su financiación es un error que perjudica a quienes más lo necesitan», declaró el congresista, quien también preside el Caucus Hispano en el Congreso.
El Proyecto Gateway, que busca modernizar la línea ferroviaria entre Nueva York y Nueva Jersey, también fue afectado por la congelación de fondos. Legisladores como el asambleísta Eddie Gibbs denunciaron que la justificación de la Administración Trump —basada en políticas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI)— es una «excusa falsa» para obstaculizar proyectos que benefician a comunidades minoritarias. «Esto no es sobre DEI, es una represalia política que castiga a East Harlem», afirmó Gibbs, mientras Espaillat cuestionó si esta medida podría sentar un precedente peligroso para otros proyectos de infraestructura en el país.
La Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA) está analizando el impacto de esta decisión en los cronogramas de ambos proyectos. John J. McCarthy, jefe de políticas de la MTA, criticó que la Administración Trump «está inventando obstáculos» para retrasar iniciativas que son vitales para el desarrollo económico y la movilidad en la región. El metro de la Segunda Avenida, en particular, ha enfrentado décadas de demoras: su primera propuesta surgió en los años 1920, pero su construcción se vio interrumpida por eventos como la Guerra de Corea y falta de financiamiento.
Espaillat y sus aliados prometieron continuar la lucha para desbloquear los fondos, argumentando que estos proyectos son fundamentales para el futuro de Nueva York. «No vamos a permitir que la política partidista detenga el progreso de nuestras comunidades», aseguró el congresista, quien recalcó que el transporte público eficiente es un derecho, no un privilegio, y que su congelación afectará a millones de neoyorquinos que dependen de él para su vida diaria.
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