
Un día negro para la comunidad universitaria dominicana La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) vive horas de dolor y consternación tras confirmarse el fallecimiento de Lyedgers Tameydshi Encarnación Peña, uno de los guardias de seguridad heridos durante el tiroteo del 16 de octubre. El joven, de 35 años, sucumbió a sus heridas mientras recibía tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Centro Médico Dominico Cubano, donde había sido operado de urgencia. Este trágico desenlace eleva a dos el número de víctimas fatales relacionadas con el incidente, que ha sacudido a la sociedad dominicana y puesto en tela de juicio la seguridad en los recintos universitarios.
El ataque que conmocionó al país El tiroteo ocurrió en la sede central de la UASD, cuando Alexander Jiménez Galván, un estudiante de Derecho de 35 años, abrió fuego contra los guardias de seguridad. Según el portavoz Roberto Tejada, el agresor había tenido un conflicto el día anterior con los miembros del equipo de seguridad, luego de que estos le retuvieran los documentos de su vehículo por estar estacionado en una zona prohibida. Al día siguiente, Jiménez Galván regresó al campus armado con una escopeta calibre 12 y, acompañado de otra persona, disparó múltiples veces, hiriendo a Encarnación Peña en el rostro y a otro guardia en la mano.
La batalla médica que terminó en tragedia Lyedgers Encarnación fue trasladado de emergencia al Centro Médico Dominico Cubano, donde los médicos lucharon por estabilizarlo. Aunque fue sometido a una cirugía de urgencia, las heridas resultaron demasiado graves, y finalmente falleció en la UCI. Mientras tanto, Juan Manuel Méndez, el otro guardia herido, fue operado y se encuentra fuera de peligro. La UASD, a través de un comunicado en X (Twitter), expresó su profundos pesar: «Con profunda tristeza, informamos el lamentable fallecimiento de Lyedgers Tameydshi Encarnación Peña, miembro de nuestro equipo de seguridad».
El agresor: Un estudiante con un historial de conflictos Las autoridades identificaron al responsable del tiroteo como Alexander Jiménez Galván, quien fue detenido inmediatamente después del incidente gracias a la rápida acción de otros empleados de la universidad. Jiménez Galván, residente en Santo Domingo Oeste, había tenido un altercado previo con los guardias, lo que aparentemente lo llevó a planear su venganza. Según informes, llegó al campus acompañado y portando el arma con la que cometió el ataque. La Policía investiga si hubo cómplices y si el arma era de origen legal o ilegal.
La respuesta de la UASD y la sociedad La Universidad Autónoma de Santo Domingo condenó el acto de violencia y anunció que tomará medidas inmediatas para reforzar la seguridad en el campus. «Este hecho lamentable nos obliga a revisar y fortalecer nuestros protocolos de seguridad para proteger a nuestra comunidad», declaró Roberto Tejada. Estudiantes, profesores y personal administrativo han mostrado su indignación en redes sociales, exigiendo justicia y mayor protección. Muchos han cuestionado cómo un estudiante pudo ingresar al campus armado y sin ser detectado.
Un debate necesario: ¿Cómo prevenir la violencia en las universidades? El fallecimiento de Lyedgers Encarnación ha reavivado el debate sobre la seguridad en las universidades dominicanas. Aunque los incidentes violentos no son frecuentes, cuando ocurren, generan un impacto devastador. Expertos en seguridad sugieren que es necesario:
- Implementar controles de acceso más rigurosos, como detectores de metales.
- Capacitar al personal de seguridad en manejo de crisis.
- Fortalecer los programas de salud mental para estudiantes.
- Establecer protocolos claros para actuar ante amenazas. La tragedia ha puesto de manifiesto la urgencia de actuar para evitar que hechos similares se repitan.
El legado de un guardia ejemplar Lyedgers Encarnación era recordado por sus compañeros como un profesional dedicado, responsable y siempre dispuesto a ayudar. Su muerte ha dejado un vacío en el equipo de seguridad de la UASD, donde era querido y respetado. «Era un compañero leal, siempre atento a su deber. Su pérdida es un golpe duro para todos», comentó uno de sus colegas. La universidad ha anunciado que rendirá un homenaje póstumo y brindará apoyo a su familia durante este difícil momento.
¿Qué sigue? La búsqueda de justicia y cambios reales Mientras la Policía Nacional continúa con las investigaciones para determinar si hubo cómplices y el origen del arma, la sociedad dominicana exige respuestas. Este caso ha puesto en evidencia las fallas en los protocolos de seguridad de la UASD y la necesidad de medidas concretas para proteger a estudiantes y personal. Las autoridades universitarias y gubernamentales enfrentan ahora el desafío de implementar cambios reales que eviten otra tragedia como esta.
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