Combinar una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable es una estrategia eficaz para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama, especialmente en mujeres que han pasado la menopausia, según revela un estudio reciente. Esta investigación fue llevada a cabo por expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), del Instituto de Investigación Sanitaria Islas Baleares (IdISBa) y del World Cancer Research Fund International (WCRF), quienes subrayan la importancia de mantener hábitos saludables como una forma preventiva frente a esta enfermedad.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en mujeres a nivel global, por lo que este hallazgo cobra gran relevancia. Según el estudio, las mujeres que siguen una dieta basada en alimentos ricos en nutrientes, junto con la práctica regular de actividad física y la limitación de hábitos dañinos como el consumo de alcohol y tabaco, presentan un menor riesgo de padecer cáncer de mama. El informe también recalca la importancia de mantener un peso corporal adecuado, ya que la obesidad es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de este tipo de cáncer.
Los investigadores destacaron que el efecto protector de una dieta saludable es especialmente relevante en mujeres posmenopáusicas, quienes son más susceptibles a padecer esta enfermedad debido a los cambios hormonales propios de esta etapa de la vida. Alimentarse con una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables, además de evitar los alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos, puede jugar un papel clave en la prevención.
Además de la dieta, el estilo de vida en su conjunto, que incluye la actividad física regular, el descanso adecuado y la reducción del estrés, también se considera fundamental para minimizar el riesgo. Las conclusiones del estudio reafirman las recomendaciones de instituciones internacionales de salud, que insisten en la adopción de hábitos saludables como una medida preventiva esencial para mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, incluido el cáncer de mama.
El cáncer de mama continúa siendo un problema de salud pública a nivel mundial, pero estudios como este ofrecen esperanza y alternativas prácticas para la prevención. Adoptar una vida más saludable, desde la dieta hasta la actividad física, puede marcar una diferencia crucial en la lucha contra esta enfermedad. Con la incorporación de pequeños cambios en la rutina diaria, muchas mujeres pueden reducir considerablemente sus posibilidades de padecer cáncer de mama y mejorar su bienestar general.
Por: Rafael Santos