Cuando Donald Trump tuiteó «Israel debe detener inmediatamente el bombardeo de Gaza», no solo estaba pidiendo un cese al fuego: estaba desafiando abiertamente a Benjamin Netanyahu, su aliado más cercano en Oriente Medio. El mensaje, directo y sin matices, dejó al primer ministro israelà en una situación imposible: obedecer a su mayor patrocinador o continuar con una guerra que ha definido su legado. «Creo que están listos para una paz duradera», escribió Trump, pero en Israel, donde la memoria del 7 de octubre de 2023 (cuando Hamás mató a más de 1,200 israelÃes) sigue fresca, muchos ven este llamado como una traición. «¿Cómo puede pedirnos que paremos ahora, cuando estamos tan cerca de destruir a Hamás?», preguntó un general del ejército israelà en una entrevista con The Times of Israel.
El plan de paz que Trump ha puesto sobre la mesa es, en teorÃa, una salida honorable para ambas partes: Hamás liberarÃa a los rehenes, cederÃa el poder y desarmarÃa sus fuerzas, mientras Israel detendrÃa los bombardeos y permitirÃa la entrada de ayuda humanitaria. Pero en la práctica, cada cláusula es un campo de batalla. Hamás ha aceptado «algunos elementos» del plan, pero no está dispuesto a rendirse sin garantÃas. «No podemos aceptar un acuerdo que no proteja nuestros derechos básicos», declaró un portavoz del grupo. Mientras tanto, en Israel, la derecha radical —que sostiene a Netanyahu en el poder— ha amenazado con derrocar al gobierno si se acepta cualquier acuerdo que no implique la destrucción total de Hamás.
El ultimátum de Trump —«Si no se alcanza este acuerdo de última oportunidad, se desatará un infierno como nunca antes se ha visto contra Hamás»— no es solo una táctica de presión: es un juego de poder entre dos lÃderes que han basado su legitimidad en la fuerza. Para Trump, un acuerdo de paz en Gaza serÃa un triunfo diplomático antes de las elecciones de 2026. Para Netanyahu, detener los bombardeos sin una victoria clara serÃa un fracaso polÃtico que podrÃa terminar con su carrera. «Estamos en un callejón sin salida», confesó un asesor del primer ministro. «Si paramos los bombardeos, Hamás dirá que ganó. Si seguimos, Trump nos abandonará».
En Gaza, donde los bombardeos han dejado más de 30,000 muertos, según la ONU, la gente no entiende de estrategias polÃticas. «Solo queremos que paren las bombas», suplicó un padre mientras buscaba entre los escombros de su casa. Pero en Washington y Jerusalén, la guerra es también un juego de ajedrez geopolÃtico. Trump necesita mostrar que puede imponer su voluntad en Oriente Medio. Netanyahu necesita demostrar que no se dobla ante nadie. Y en medio, millones de vidas penden de un hilo.