
Seis meses después de la huida de Bashar al-Asad, Siria está bajo el liderazgo de Ahmed al-Sharaa, quien ha ayudado a sacar al país de su aislamiento internacional. Sin embargo, los desafíos económicos y de seguridad persisten.
El levantamiento de las sanciones estadounidenses y europeas ha permitido financiar nuevos proyectos de reconstrucción. «Esto ha permitido firmar contratos con empresas extranjeras para la gestión de puertos y la reconstrucción de infraestructuras eléctricas», explica Joseph Daher, especialista en economía siria.
A pesar de estos avances, la pobreza sigue siendo un problema grave. Según la ONU, el 90% de los sirios vive por debajo del umbral de la pobreza. «La gran mayoría de los sirios sigue dependiendo de las remesas del extranjero», indica Daher. Las políticas económicas de las nuevas autoridades están empeorando las condiciones de vida.
En cuanto a la seguridad, los grupos leales a Asad siguen siendo una amenaza. Los ataques contra la seguridad general del nuevo gobierno y contra activistas son frecuentes. Ahmad, un miembro de la seguridad, explica: «Son los leales al clan Asad. Es la mayor amenaza hoy en día, hay muchos escondidos en la región».
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