La propuesta “Ciudad del Sí”, impulsada por el alcalde Eric Adams, está cerca de una votación decisiva en el Concejo Municipal de Nueva York. Este ambicioso plan busca aliviar la severa crisis de vivienda en la ciudad, modificando las estrictas normas de zonificación para permitir la construcción de miles de nuevas unidades habitacionales en áreas donde hasta ahora no era posible. Entre sus objetivos principales está la creación de 109,000 nuevas viviendas en un plazo de 15 años, otorgando mayor flexibilidad a los desarrolladores y forzando a algunas comunidades de baja densidad a aceptar más edificaciones residenciales.
Durante dos días de audiencias públicas, más de 500 personas compartieron sus opiniones respecto a la propuesta, con posturas tanto a favor como en contra. El liderazgo del Concejo Municipal, encabezado por su presidenta Adrianne Adams, ha expresado ciertas reservas sobre la efectividad del plan. Según la presidenta, este solo aborda parcialmente la crisis habitacional, por lo que pidió una solución más integral que incluya no solo la construcción de nuevas viviendas, sino también respuestas a la falta de viviendas asequibles, el aumento de desalojos y la inseguridad habitacional que afecta a los neoyorquinos.
Algunas juntas comunitarias de áreas como Queens y Staten Island han manifestado su oposición rotunda al plan, mientras que en el Concejo Municipal continúan las discusiones sobre posibles ajustes para su aprobación. Sin embargo, hay figuras que apoyan firmemente la propuesta, como el presidente del condado de Manhattan, Mark Levine, quien destacó que la medida incrementaría significativamente la capacidad de la ciudad para construir viviendas rápidamente, comparando la actual dificultad para encontrar vivienda con los “Juegos del Hambre”.
El presidente del Departamento de Planificación Urbana, Dan Garodnick, defendió el plan durante su testimonio, resaltando que es la primera vez que una administración aborda la creación de viviendas en todos los vecindarios de la ciudad con una mirada estratégica y consciente de los impactos de estos desarrollos.
El principal temor de las comunidades que se oponen al plan es que la tranquilidad de sus vecindarios, muchos de ellos de baja densidad, se vea gravemente afectada. Los residentes temen que la infraestructura colapse con la adición de nuevas viviendas. Esperanza López, residente de Rockaway Beach, Queens, calificó la propuesta como “una locura”, preocupada por los cambios que podrían alterar drásticamente el carácter de sus vecindarios tranquilos.
Entre los elementos más controvertidos del plan están las modificaciones que permitirían la construcción de edificios de cinco pisos sobre tiendas minoristas en vecindarios de baja densidad, así como la posibilidad de agregar pequeños apartamentos en la parte trasera de lotes o en garajes y sótanos, lo cual hasta ahora ha sido impedido por las normas de zonificación que datan de los años 60.
Por otro lado, uno de los puntos fuertes del plan es la eliminación de requisitos de estacionamiento para edificios nuevos, facilitando la transformación de oficinas vacías en viviendas y promoviendo la construcción de apartamentos más pequeños y asequibles. El plan también busca incentivar la conversión de edificios de oficinas a uso residencial y ofrecer un bono de densidad del 20% para proyectos que incluyan apartamentos de menor costo.
A medida que se aproxima la votación final, la “Ciudad del Sí” sigue generando un intenso debate, ya que representa un cambio significativo en la planificación urbana de Nueva York, con el potencial de transformar la forma en que los neoyorquinos viven y trabajan en los próximos 15 años.
Por: Rafael Santos