
Aunque el PIB mundial se ha más que duplicado en el siglo XXI, miles de millones de personas siguen sin acceso a servicios básicos como alimentos, vivienda y atención médica, mientras el daño ecológico global supera los límites seguros para la vida en el planeta. Un estudio publicado en Nature, realizado por el Doughnut Economics Action Lab (DEAL) y la Universidad de Oxford, analiza datos de 193 países entre 2000 y 2022, revelando que el 20% más rico (con el 15% de la población) es responsable de más del 40% del exceso ecológico, mientras que el 40% más pobre (con el 42% de la población) sufre más del 60% de las privaciones en áreas críticas.
Los investigadores Andrew Fanning y Kate Raworth concluyen que el mundo está lejos de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, a pesar del crecimiento económico. El informe advierte que, en 2022, la humanidad ya había sobrepasado seis de los nueve límites planetarios, incluyendo clima, biodiversidad y agua dulce. «El progreso en la lucha contra la pobreza debe acelerarse cinco veces, y el daño ecológico debe revertirse al doble de la velocidad actual», señalan los expertos, quienes destacan la urgencia de un cambio de modelo económico.
El estudio muestra que el 40% más pobre de los países concentra la mayor parte de las carencias sociales, mientras que las naciones más ricas generan una sobredemanda ecológica desproporcionada. «El crecimiento económico sin fin, especialmente en los países adinerados, está alejando al mundo de un futuro justo y sostenible», critica Raworth, quien propone redefinir el progreso más allá del PIB, priorizando economías que garanticen bienestar social y equilibrio ecológico.
Para ilustrar estos desafíos, los autores crearon un tablero global interactivo (llamado Doughnut), que visualiza el reparto de la riqueza y el exceso ecológico por país. Esta herramienta, que se actualizará anualmente, busca servir como guía para los responsables políticos en la creación de economías regenerativas y distributivas. «Necesitamos un cambio de paradigma: economías que entreguen bienestar humano sin sobrepasar los límites del planeta», insiste Fanning, quien advierte que, sin acciones inmediatas, la desigualdad y la crisis ambiental se agravarán.
El informe urge a los gobiernos a adoptar políticas audaces que reduzcan las desigualdades y reparen el daño ambiental. Sin un cambio profundo en el modelo económico, el mundo enfrentará una crisis humanitaria y ecológica sin precedentes, donde la pobreza persistente y la degradación planetaria se intensificarán, afectando principalmente a las poblaciones más vulnerables. La solución, según los autores, requiere transitar hacia economías que prioricen la equidad y la sostenibilidad sobre el crecimiento infinito.
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