Esta fuerza laboral que incluye a consejeros y trabajadores sociales, en muchos casos, ganan menos que los empleados de un restaurante.
Ante la inminente aprobación del presupuesto del año fiscal 2025 del estado de Nueva York, hay otro grupo de trabajadores que esperan ver ajustes en sus ingresos salariales. Se trata de más de 150,000 mil empleados de organizaciones sin fines de lucro de servicios humanos, que reciben salarios tan bajos, que inclusive la fuerza laboral de los restaurantes, gana más o igual dinero.
“Aunque el Estado de Nueva York depende de estos trabajadores para brindar servicios esenciales a millones de neoyorquinos, como nuestros ancianos y niños, les paga salarios de pobreza en sus contratos”, recalcó la senadora Jessica Ramos quien apoya algunas legislaciones que han estado congeladas para concretar ajustes salariales.
La esperanza para revertir esta “injusticia histórica”, es que a través de una ley estatal se concrete un ajuste por costo de vida del 3.2% que incluya a todo este sector, a través de la aprobación de la ley denominada ‘Pago Justo Ya’. Y que además se cree una Junta de Salarios de Empleados de Servicios Humanos.
Este grupo incluye a consejeros de niños y adolescentes, facilitadores de programas de salud mental y adicciones, cuidadores de hogares de transición, trabajadores sociales y otros profesionales que atienden a la población más vulnerable en dificultades, que son contratados por organizaciones sin fines de lucro.
Se estima que el 25% de este grupo laboral, tiene algún título universitario. Y más del 57% son mujeres de color.
Las consecuencias son claras en la prestación de servicios, pues a estas organizaciones esenciales para algunas comunidades, se les hace imposible retener a personal talentoso y ofrecer un servicio eficiente.
En promedio, estos trabajadores ganan 20,000 dólares al año menos que sus colegas en el sector gubernamental, con niveles similares de educación.
“Estamos todos los días recibiendo y procesando casos de personas que viven grandes dificultades. Que no tienen para comer. Que viven en la pobreza atroz. Que tienen adicciones. Y resulta que es para nosotros muy fácil ponernos en su lugar, porque sabemos qué es la sobrevivencia con salarios que son más que miserables”, destacó Grisela Vallejo, una consejera de un centro de adicción de drogas en El Bronx.
Una revisión urgente
La propuesta del asambleísta Harry Bronson obliga a una revisión salarial que tome en cuenta los factores inflacionarios de Nueva York, para apuntar a la “equidad y paridad” con las personas que prestan los mismos servicios en otras industrias.
“Estos trabajadores trabajan día tras día para ayudar a otros para que se aseguren de que tengan justicia en sus vidas, eso es lo que hacen por Nueva York. Es hora de que Nueva York dé un paso al frente y reconozca de una vez por todas su dignidad“, acotó.
Como describieron un grupo de manifestantes este lunes en la sede de la Asamblea Estatal en Albany, “los salarios son tan bajos, que a menudo tienen que depender de los mismos beneficios públicos, que facilitan a otros”.
El 22% de este gremio que en muchos casos son profesionales, con algún grado académico, reciben cupones de alimentación (SNAP).
“El gobierno estatal no es sólo el principal financiador de los servicios humanos, sino también el principal impulsor de sus salarios. Los contratos actuales con la Ciudad y el estado de Nueva York, han resultado en que esta fuerza laboral esencial, se encuentre entre los trabajadores peor pagados de la economía. Es inaceptable que reciban beneficios que les imposibilita avanzar en su carrera”, destacó en un comunicado el Consejo de Servicios Humanos (HSC) que representa a 175 proveedores, la gran mayoría con contratos municipales o estatales, y prestan servicios a 2,5 millones de neoyorquinos cada año.
De los miles de programas extraescolares, guarderías, servicios de asesoramiento, viviendas de apoyo y proveedores de refugio para desamparados, programas de prevención de desalojos y violencia doméstica, programas de verano y otros servicios sociales en la Gran Manzana, el gobierno municipal administra directamente sólo un pequeño número.
La gran mayoría de estos servicios llegan a las comunidades a través de proveedores sin fines de lucro.
El dato:
9 de cada 10 servicios humanos son proporcionados por un contratista, incluidos casi todos los servicios para personas mayores y jóvenes, y la mayoría de los servicios para personas sin hogar.
Por Fernando Martínez