
Después de semanas de críticas y demandas relacionadas con los derechos humanos, Panamá liberó el sábado a decenas de migrantes que habían sido detenidos en un campamento remoto tras ser deportados de Estados Unidos. Estos migrantes, que incluyen a personas de Afganistán, Pakistán, Irán y otros países, ahora enfrentan un limbo legal sin un camino claro a seguir.
Hayatullah Omagh, un afgano de 29 años, expresó su desesperación: «Somos refugiados. No tenemos dinero. No podemos pagar un hotel en Ciudad de Panamá, no tenemos familiares. No puedo volver a Afganistán bajo ninguna circunstancia… Está bajo el control del Talibán, y quieren matarme. ¿Cómo puedo regresar?»
Las autoridades panameñas han dado a los migrantes 30 días para abandonar el país, con la opción de extender su estancia por 60 días si es necesario. Sin embargo, muchos no saben qué harán después de ese plazo.
Omagh y otros 65 migrantes fueron liberados en Ciudad de Panamá tras semanas de detención en malas condiciones. Grupos de derechos humanos y abogados estaban presentes para ofrecer refugio y recursos, pero decenas de migrantes permanecen en el campamento.
El acuerdo entre EE.UU., Panamá y Costa Rica ha sido criticado por externalizar el proceso de deportación, dejando a los migrantes en una situación precaria.