
El narcotraficante hispano Julián González fue condenado por un jurado federal en Brooklyn tras ser declarado culpable de intento de obstrucción a la justicia, enfrentándose ahora a una posible pena de hasta 20 años de prisión. El incidente que lo llevó a esta condena se dio cuando destruyó su teléfono celular en el aeropuerto JFK, luego de que los agentes del FBI se lo devolvieran temporalmente para que pudiera hacer una llamada a su esposa. Los federales estaban investigando a González por su presunta participación en el tráfico de drogas, y buscaban pruebas en su dispositivo móvil.
González, de 49 años, ya había sido objeto de investigaciones previas. En 2016, ganó un caso federal por tráfico de drogas en Manhattan después de que un testigo clave desapareciera, pero en esta ocasión no tuvo la misma suerte. El jurado de Brooklyn lo halló culpable del intento de obstrucción a la justicia al intentar destruir pruebas en su teléfono móvil, que los investigadores creían contenía información clave relacionada con su participación en el tráfico de drogas en Queens, Manhattan y El Bronx.
El FBI tenía razones para sospechar de González y obtuvo una orden judicial para registrar su teléfono en marzo de 2023, después de obtener pruebas que lo implicaban en un negocio de cocaína valorado en $22,000 dólares con un informante confidencial. Según documentos judiciales, los mensajes entre González y el informante habían sido enviados a través de Signal, una aplicación de mensajería cifrada que puede configurarse para borrar automáticamente los mensajes.
El incidente en el aeropuerto JFK comenzó cuando González regresaba a Nueva York desde Cancún. Fue detenido por un oficial de aduanas que, tras registrar su equipaje, lo llevó a una habitación privada. Aunque no se encontraron drogas en su posesión, llevaba $5,600 dólares en efectivo. Al recibir la orden de registro para su teléfono, González, tras un suspiro, accedió a desbloquear el dispositivo, aunque no proporcionó la contraseña.
Los agentes del FBI encontraron mensajes en Signal que sugerían un intercambio de grandes cantidades de marihuana, además de referencias a posibles acuerdos de cocaína. Fue en ese momento cuando González pidió usar el teléfono para llamar a su esposa. Sin embargo, en lugar de hacer la llamada, lanzó el teléfono contra el suelo e intentó destruirlo pisoteándolo. Aunque logró romper la pantalla, los agentes lo detuvieron antes de que pudiera destrozarlo por completo, y el FBI pudo acceder a más información del dispositivo.
La fiscal federal adjunta, Sara Winik, explicó al jurado que el intento de destrucción del teléfono constituía un delito en sí mismo, independientemente de si González había logrado o no su objetivo. Según la fiscal, González mantuvo la calma durante gran parte del encuentro con los agentes, pero su comportamiento cambió drásticamente cuando vio el contenido de su teléfono.
Tras el incidente en el aeropuerto, González intentó escapar de las autoridades al reservar habitaciones en dos hoteles de Yonkers, con la esperanza de evitar ser detectado. Ocho días después, fue arrestado por cargos de obstrucción a la justicia. Durante el arresto, los agentes encontraron en su vehículo un peluche de “Hello Kitty” con una hendidura en la cabeza y una bolsa de lona con restos de cocaína, pero sin drogas.
Durante el juicio, el abogado de González intentó cuestionar la versión de los hechos presentada por la fiscalía, argumentando que no había pruebas concluyentes de que González hubiese destruido el teléfono intencionadamente. Sin embargo, el jurado llegó a un veredicto de culpabilidad en un solo día.
El juez federal William Kuntz ordenó que González, quien estaba libre bajo una fianza de $500,000 dólares, fuera encarcelado sin derecho a fianza mientras espera la sentencia, la cual se llevará a cabo en una fecha posterior.
Por: Rafael Santos