Por: Rafael Santos
NUEVA YORK — La propuesta de reestablecer el peaje de 15 dólares para vehículos que ingresan a las zonas más transitadas de Nueva York podría tomar un nuevo impulso antes de que el presidente electo Donald Trump asuma el cargo, debido a que la gobernadora demócrata, Kathy Hochul, evalúa relanzar el programa para evitar que sea bloqueado.
Según fuentes cercanas al proceso, la gobernadora y su equipo han estado en contacto con legisladores estatales para evaluar el apoyo necesario para revivir el plan de “tarifa de congestión” con un precio más reducido. Estas fuentes, que hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato, aseguran que el plan de reducir el peaje de 15 dólares a 9 dólares para vehículos de pasajeros podría avanzar en las próximas semanas.
El programa, diseñado para reducir la congestión y proporcionar fondos al sistema de transporte público de la ciudad, fue inicialmente frenado por Hochul este verano, apenas unas semanas antes de su implementación. La gobernadora citó preocupaciones por el impacto económico en los automovilistas, aunque muchos observadores interpretaron la decisión como una estrategia para ayudar a los demócratas en los suburbios de Nueva York durante las elecciones al Congreso, ya que la tarifa habría añadido costos adicionales para los conductores en un momento de alta preocupación por el costo de vida.
En las elecciones recientes, varios demócratas lograron retener sus escaños, pero el triunfo de Trump plantea nuevos desafíos para los planes de peaje, dado que ha prometido eliminar la tarifa de congestión una vez que asuma el cargo en poco menos de dos meses. En este contexto, la gobernadora Hochul ha planteado la posibilidad de reducir el costo de la tarifa en un intento de aliviar la carga económica de los conductores mientras asegura los fondos necesarios para el transporte público.
Con esta reducción de 15 a 9 dólares, Hochul y su equipo han sugerido compensar el déficit con impuestos alternativos, como un impuesto a las ventas por Internet o un impuesto a la nómina, según explicaron las fuentes. Este enfoque permitiría recaudar fondos sin depender completamente de los peajes, aunque algunos críticos, como la recién electa congresista Laura Gillen de Long Island, consideran que cualquier aumento en el costo de transporte es inaceptable para los residentes de los suburbios. Gillen se manifestó enérgicamente en redes sociales: “Necesitamos detener de manera permanente los esfuerzos por imponer un cobro de peajes por congestión. Los pasajeros de Long Island no pueden soportar otro impuesto”.
La Metropolitan Transportation Authority (MTA) apoya el restablecimiento de la tarifa, pero algunos de sus miembros, como Andrew Albert, han expresado preocupaciones sobre la eficacia de una tarifa reducida. Albert argumenta que el peaje de 9 dólares podría no ser suficiente para reducir la congestión vehicular ni para generar el nivel de financiamiento que se necesita para apoyar al transporte público y mejorar la calidad del aire en la ciudad.
El gobierno federal podría desempeñar un papel crucial en la decisión final sobre el programa, ya que una revisión ambiental podría ser necesaria si se ajusta el monto del peaje, lo que podría retrasar la implementación hasta el inicio de la administración Trump. Durante su primer mandato, Trump detuvo la tarifa de congestión de Nueva York debido a la falta de revisión ambiental, y esta situación podría repetirse si el programa enfrenta obstáculos similares.
Con una implementación que ya cuenta con lectores de matrículas y otra infraestructura en su lugar, el equipo de Hochul busca llegar a una decisión antes del cambio de administración federal. Sin embargo, el futuro del programa y la viabilidad de los impuestos alternativos siguen siendo temas de debate entre los legisladores y los miembros de la comunidad, mientras que los usuarios del sistema de transporte público esperan mejoras en sus servicios y un alivio en la congestión del tráfico en la ciudad.