El Nobel de Literatura y las editoriales: ¿una maldición compartida?
El Premio Nobel de Literatura, recientemente otorgado a la surcoreana Han Kang, siempre trae consigo grandes expectativas, no solo para los autores sino también para las editoriales que han apostado por ellos. Aunque no existe una “maldición” que afecte a los galardonados, muchos de ellos han experimentado finales trágicos o se han visto abrumados por la presión del reconocimiento. Sin embargo, hay otro actor en este proceso que parece sufrir una suerte de “maldición” más tangible: las editoriales que publican a los Nobel.
Autores “malditos”
El Premio Nobel coloca a los escritores bajo una luz pública que, en algunos casos, les genera incomodidad o incluso repercusiones trágicas. Harry Martinson, galardonado en 1974 y miembro de la Academia Sueca, terminó suicidándose tras ser acusado de irregularidades en su premiación. Otros como Albert Camus, Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez fallecieron pocos años después de recibir el premio. La idea de que el Nobel puede “dormir” a los autores, haciendo que dejen de producir obras relevantes, es un mito refutado por figuras como Gabriel García Márquez, quien continuó escribiendo después de recibir el galardón.
La maldición editorial
El impacto del Nobel también se extiende a las editoriales, sobre todo a las pequeñas, que ven cómo el premio puede transformar su situación en un abrir y cerrar de ojos. A menudo, las editoriales grandes aprovechan la fama de los galardonados para hacerse con los derechos de sus obras, dejando a las pequeñas editoras en una situación precaria.
Jon Fosse y De Conatus
El caso del ganador del Nobel en 2023, Jon Fosse, es un claro ejemplo. La pequeña editorial De Conatus, con solo siete años de existencia, apostó por Fosse al publicar su “Trilogía” y los volúmenes de “Septología”. Sin embargo, el mismo día en que se anunció el Nobel, el gigante Penguin Random House anunció que publicaría toda su obra, afectando gravemente a De Conatus, que tenía los derechos por diez años. Este movimiento no solo limita el crecimiento de la pequeña editorial, sino que pone en evidencia la lucha desigual entre los pequeños y grandes actores del mercado editorial.
Louise Glück y Pre-Textos
En 2020, la editorial Pre-Textos, que había publicado la obra de Louise Glück durante catorce años, se vio desplazada cuando la agencia de la autora, representada por Andrew Wylie, decidió ofrecer los derechos a otra editorial, Visor. Aunque la decisión fue por diferencias contractuales, este tipo de cambios afectan a las pequeñas editoras, que pierden no solo el acceso a autores premiados, sino también la oportunidad de continuar publicando sus obras.
Han Kang y Rata
Han Kang, la ganadora del Nobel de este año, también es un ejemplo de cómo las pequeñas editoriales pueden verse afectadas. Su obra fue traducida al español en 2012 gracias a la traductora Sunme Yoon, quien convenció a la editorial argentina Bajo la Luna para publicarla. Sin embargo, su recorrido editorial ha sido abrupto. La pequeña editorial Rata, que adquirió los derechos de sus obras como “Actos humanos” y “Blanco”, también vio cómo su futuro se complicaba cuando el Grupo Enciclopedia Catalana cerró Rata en 2018. Finalmente, Penguin Random House se hizo con los derechos de Han Kang, consolidando la tendencia de las editoriales grandes a absorber a los autores más reconocidos.
Conclusión
La “maldición” que rodea al Nobel no solo afecta a los autores, sino también a las editoriales, especialmente a las pequeñas, que a menudo ven cómo el premio dispara el interés en sus autores, pero solo para que las grandes editoriales terminen quedándose con sus derechos. Esta situación refleja las tensiones en el mercado editorial, donde la competencia por autores premiados puede ser devastadora para los más pequeños.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com