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18 de agosto de 2025 — Con consignas emotivas y una determinación sin precedentes, más de 350.000 personas se congregaron en Tel Aviv para exigir la liberación de los rehenes retenidos en Gaza y el cese de la ofensiva militar. La manifestación, que se extendió a lo largo de todo el día, reflejó el hartazgo de una sociedad que ya no cree en las promesas vacías y demanda acciones concretas.
El rostro humano de la guerra
Entre la multitud, destacaban los rostros de los rehenes impresos en carteles y camisetas. «Son nuestros hijos, nuestros padres, nuestros hermanos», coreaban los asistentes, mientras denunciaban que la prioridad del gobierno parece ser la ocupación territorial, no la vida de los cautivos. La protesta también contó con la participación de reservistas del ejército, quienes, en un gesto inédito, se sumaron al reclamo por una solución negociada.
Un mensaje claro a las autoridades
«No queremos más muertes, ni de israelíes ni de palestinos», declaró un excombatiente durante el acto central. La movilización, que incluyó bloqueos simbólicos en autopistas y una huelga parcial en servicios esenciales, dejó en claro que la paciencia de la ciudadanía tiene un límite. Mientras tanto, el ejecutivo insiste en que cualquier retirada de Gaza sería interpretada como una «debilidad», pero los manifestantes responden: «La verdadera debilidad es no proteger a los tuyos».
El impacto de una jornada histórica
Más allá de las cifras, lo que quedó en evidencia es que Israel está profundamente dividido. Por un lado, un gobierno empecinado en su estrategia militar; por otro, una sociedad que exige priorizar la vida por encima de cualquier cálculo político. La pregunta ahora es si esta presión logará torcer el rumbo de una guerra que ya lleva demasiado tiempo.