
Un estudio reciente ha revelado que 30 minutos diarios de actividad física ligera —como caminar, estirarse o subir escaleras— pueden transformar la salud metabólica, ayudando al cuerpo a procesar grasas y carbohidratos de manera más eficiente. La investigación, que incluyó a 64 adultos entre 40 y 65 años con factores de riesgo metabólico (como sobrepeso o presión arterial elevada), pero sin enfermedades cardíacas o diabetes, demostró que reducir el tiempo sedentario tiene un impacto positivo en marcadores como los niveles de glucosa y la sensibilidad a la insulina. Antes del estudio, la mayoría de los participantes pasaba más de 10 horas al día sentado, un hábito que se ha asociado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.
Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió instrucciones para moverse más durante el día —como levantarse cada hora, caminar mientras hablan por teléfono o usar las escaleras—, mientras que el otro mantuvo su rutina habitual. Al final del estudio, los investigadores observaron que casi la mitad de los participantes, incluyendo algunos del grupo de control, habían reducido su sedentarismo en al menos 30 minutos diarios, lo que se tradujo en mejoras en su salud metabólica. La Dra. Taru Garthwaite, autora principal del estudio, destacó que «incluso pequeños aumentos en la actividad física ligera pueden tener un impacto positivo en el metabolismo», especialmente en personas con riesgo de enfermedades crónicas.
Garthwaite y su equipo enfatizaron que, aunque estos cambios mínimos no reemplazan las recomendaciones de ejercicio regular (como 150 minutos semanales de actividad moderada), sí demuestran que «cada movimiento cuenta». Los resultados sugieren que interrumpir largos períodos de inactividad con breves momentos de movimiento —como caminar hasta la cocina o estirarse— puede mejorar la forma en que el cuerpo procesa los nutrientes y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas. Este hallazgo es especialmente relevante en una era donde el sedentarismo es un problema global, asociado a millones de muertes anuales según la OMS.
El estudio también subraya la importancia de la constancia: incorporar hábitos activos simples en la rutina diaria —como levantarse cada hora o caminar mientras se habla por teléfono— puede ser tan efectivo como sesiones más largas de ejercicio para ciertas personas. Los expertos recomiendan combinar estos micro-cambios con las pautas generales de actividad física, pero reconocen que, para muchas personas con estilos de vida ocupados, empezar con 30 minutos de movimiento ligero al día puede ser un primer paso efectivo hacia una mejor salud.
En un mundo donde el trabajo de oficina y el uso de pantallas han normalizado pasar horas sentados, este estudio ofrece una solución práctica: pequeños cambios en la rutina diaria pueden tener un impacto significativo en la prevención de enfermedades metabólicas. Los investigadores concluyen que romper el ciclo de inactividad con hábitos sencillos —como caminar o estirarse— puede marcar la diferencia en la salud a largo plazo, incluso sin realizar ejercicio intenso.