
El gobierno de China rechazó este miércoles el uso de la fuerza en las relaciones internacionales y criticó las injerencias externas en los asuntos de Venezuela, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara un nuevo ataque militar contra una embarcación cerca de las costas venezolanas. El portavoz de la Cancillería china, Lin Jian, declaró en una rueda de prensa que su país apoya la declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz, así como el establecimiento de una zona libre de armas nucleares en la región. Lin Jian enfatizó que China se opone a cualquier acción que socave la paz y la estabilidad regional, especialmente cuando estas acciones se justifican bajo pretextos como la lucha contra el narcotráfico, pero en realidad amenazan la soberanía de los Estados.
El portavoz chino también condenó las acciones unilaterales de EE.UU. contra buques extranjeros, argumentando que estas medidas exceden los límites razonables y necesarios de la aplicación de la ley internacional. «China insta a Estados Unidos a mantener una cooperación policial y judicial normal a través de los marcos bilaterales y multilaterales pertinentes», añadió Lin Jian, subrayando la necesidad de respetar los principios del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Este pronunciamiento se produce en un contexto de creciente tensión en el Caribe, donde EE.UU. ha realizado al menos cinco operativos militares desde septiembre contra supuestas narcolanchas, tres de ellas cerca de Venezuela y otra cerca de República Dominicana, dejando un saldo de al menos 27 muertos, según informes de la prensa internacional.
El gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado en repetidas ocasiones que el despliegue militar estadounidense en la región no es más que una excusa para justificar una posible intervención en Venezuela, país que alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo. Maduro y sus aliados, incluyendo a Rusia y China, han acusado a Washington de utilizar el pretexto del narcotráfico para desestabilizar al gobierno venezolano y promover un cambio de régimen. En respuesta a estas acciones, Venezuela ha realizado ejercicios militares y movilizado a sus fuerzas armadas, mientras que en el ámbito diplomático, el país sudamericano ha solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar lo que considera una escalada de agresiones por parte de EE.UU.
China, por su parte, ha reiterado su postura de no intervención y ha instado a Washington a adoptar medidas que contribuyan a la paz y la seguridad en América Latina y el Caribe, en lugar de acciones militares que aumentan la polarización en la región. Este enfoque coincide con el de otros actores internacionales, como Rusia, que también ha criticado el despliegue militar estadounidense y ha advertido sobre el riesgo de una escalada del conflicto. En el Consejo de Seguridad de la ONU, tanto China como Rusia apoyaron la solicitud de Venezuela para discutir la situación, aunque el organismo no logró adoptar medidas concretas debido al poder de veto de EE.UU.
Mientras la tensión en el Caribe sigue en aumento, la postura de China refuerza su papel como actor global que promueve el multilateralismo y el respeto al derecho internacional. El gobierno chino ha dejado claro que no tolerará acciones que violen la soberanía de otros países, especialmente en una región que históricamente ha sido considerada como un patio trasero de EE.UU.. En este contexto, la declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz se convierte en un pilar fundamental de la política exterior china, que busca contrarrestar la influencia estadounidense en la región y fomentar un diálogo basado en el respeto mutuo y la no injerencia.