El sistema eléctrico dominicano se normalizó cerca de las 2:00 a.m. de este miércoles, según confirmó Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED). El apagón general, que comenzó alrededor del mediodía del martes, dejó al país sin electricidad durante más de 12 horas, generando caos en el transporte y los servicios básicos. Aunque las causas exactas aún no están claras, Marranzini mencionó que se ha hablado de un «mal manejo en la subestación de San Pedro de Macorís» como posible origen del problema.
Desde el año 2000, República Dominicana ha registrado 13 apagones generales, con una notable reducción en los últimos años: solo uno desde 2015. «El hecho de que no haya habido uno en siete años indica que el sistema se ha robustecido», afirmó Marranzini. Sin embargo, el apagón de este martes demostró que aún persisten vulnerabilidades técnicas, especialmente en la gestión de la energía solar, que representaba el 40% de la generación en el momento del fallo.
Según la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED), la salida de unidades de generación en San Pedro de Macorís desencadenó un efecto dominó que llevó al colapso total del sistema. Marranzini sugirió que la falta de un sistema de baterías adecuado para compensar la intermitencia de la energía solar pudo haber sido un factor clave. «La generación solar es muy volátil, y si no hay un respaldo adecuado, cualquier falla puede desencadenar un apagón general», explicó.
El presidente de la CUED también advirtió sobre la politización del tema y la necesidad de un análisis técnico imparcial. «No hay muchos técnicos para analizar esto; se necesita un equipo que no esté vinculado a ningún partido político», señaló. Mientras tanto, las autoridades reportaron que 25 plantas generadoras ya se han reintegrado al sistema, aunque aún se trabaja en la estabilización total.
Marranzini prometió que, para finales de 2025, se implementarán soluciones para evitar futuros apagones. Sin embargo, el episodio de este martes dejó al descubierto la fragilidad del sistema eléctrico dominicano, especialmente en momentos de alta demanda y generación intermitente. La población exige respuestas claras y medidas concretas para garantizar la estabilidad del servicio.