Por: Rafael Santos
Los estudiantes de secundaria en Nueva York podrían tener un cambio significativo en su proceso de graduación. A partir del año escolar 2027-2028, ya no sería necesario aprobar los exámenes Regents para obtener el diploma, de acuerdo con una propuesta presentada por el Departamento de Educación del estado. Sin embargo, esta modificación aún requiere una votación de la Junta de Regentes, que se espera tenga lugar en 2027.
La recomendación de eliminar los exámenes Regents se basa en que, para muchos, representan una barrera injusta, especialmente para estudiantes con discapacidades y aquellos que están aprendiendo inglés. Actualmente, estos exámenes son obligatorios en materias fundamentales como lengua y literatura inglesa, matemáticas, estudios sociales y ciencias. La propuesta abriría la posibilidad de que los estudiantes opten por otras formas de demostrar sus competencias, como proyectos finales, presentaciones o evaluaciones prácticas.
La comisionada estatal de educación, Betty A. Rosa, expresó que este cambio busca ampliar las oportunidades de aprendizaje y permitir que los estudiantes demuestren sus habilidades de formas más diversas y significativas.
Además, este nuevo enfoque va más allá de eliminar los exámenes estandarizados, ya que el estado trabaja en un plan llamado “retrato del graduado,” que pretende redefinir los requisitos de egreso, considerando habilidades socioemocionales, capacidad de resolución de problemas y competencias en áreas académicas clave. Se espera que en el transcurso de este año escolar se divulguen más detalles sobre esta iniciativa.
Nueva York es uno de los pocos estados que aún requiere estos exámenes, y estudios recientes señalan que los Regents no necesariamente mejoran el rendimiento académico, ni aumentan las oportunidades de ingresos futuros de los estudiantes; al contrario, pueden contribuir a tasas más altas de deserción escolar. Este enfoque ha sido bien recibido por educadores y defensores de la reforma educativa, quienes critican que estos exámenes no miden efectivamente las habilidades y obligan a los docentes a centrarse en la memorización, lo cual representa un obstáculo adicional para estudiantes con discapacidades o en proceso de aprendizaje del inglés.