Un adolescente de 16 años, Kemari Sanders, falleció tras pasar seis semanas hospitalizado en estado crítico por una herida de bala en el cuello. El joven fue víctima de un tiroteo en El Bronx (NYC), mientras conducía una moto en las cercanías de su hogar, el pasado 23 de agosto. Pese a los esfuerzos médicos, Sanders murió el 4 de octubre en el Hospital St. Barnabas, según informó la policía de Nueva York.
El incidente ocurrió frente a una guardería cerrada, ubicada en Bryant Ave. cerca de Jennings St., en el vecindario Crotona Park East. Aparentemente, Sanders se encontraba a menos de una milla de su casa cuando fue alcanzado por las balas de un atacante que aún no ha sido identificado.
Una amiga cercana de la familia indicó que la madre de Kemari, Selena Cox, llevó el cuerpo de su hijo a Carolina del Norte para su entierro. “Era un niño tan bueno y tan joven”, expresó la mujer, que prefirió mantenerse en el anonimato. También señaló que el adolescente se había visto influenciado por malas compañías, lo que posiblemente contribuyó a su trágico final.
Hasta el momento, no se ha realizado ningún arresto relacionado con el caso y no se han identificado sospechosos. Las autoridades han solicitado a cualquier persona con información relevante que se comunique de forma confidencial con la línea directa de Crime Stoppers, llamando al 1-800-577-TIPS (8477) o al 1-888-57-PISTA (74782) en español. También se puede proporcionar información a través de la página crimestoppers.nypdonline.org o enviando un mensaje de texto al 274637 (CRIMES), seguido por TIP577.
La violencia armada continúa afectando gravemente a la ciudad de Nueva York, con víctimas que a menudo son alcanzadas en situaciones cotidianas como en las calles, escuelas, transporte público y negocios. Muchos de estos enfrentamientos están relacionados con pandillas que luchan por el control territorial. Además, algunos sospechosos incluso presumen de sus crímenes en redes sociales, lo que a veces lleva a incriminaciones.
Este caso se suma a una serie de tragedias recientes en la ciudad. Por ejemplo, el 1 de octubre, Lenner Zúñiga, un traficante con un largo historial de arrestos, murió baleado y apuñalado en una fiesta de cumpleaños en Queens. Días antes, Rahsaun Williams fue asesinado en un complejo de viviendas públicas en Queens mientras intentaba defender a su novia de un agresor.
A mediados de septiembre, otro adolescente de 17 años, Sincere Emanuel Campbell, perdió la vida en un tiroteo afuera de una bodega en El Bronx. Estos incidentes forman parte de una preocupante ola de violencia, en la que varias personas, en su mayoría hispanos, fueron asesinadas a balazos en menos de una semana en distintos barrios de la ciudad.
El impacto de esta violencia también se refleja en otros casos recientes, como el de un abuelo inmigrante de 66 años que murió tras ser alcanzado por una bala perdida mientras conducía su automóvil en Queens, y una madre que fue asesinada durante un robo frente a su familia en su edificio residencial en el Bajo Manhattan.
La escalada de la violencia armada sigue siendo un desafío crucial para las autoridades y la sociedad neoyorquina, mientras se busca justicia para las familias afectadas y soluciones para detener esta ola de tragedias.
Por: Rafael Santos