El uso diario de cigarrillos electrónicos entre adolescentes está creciendo rápidamente, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un informe de la Keck School of Medicine of USC revela que, aunque el vapeo general en adolescentes ha disminuido desde 2019, los que persisten en el hábito muestran una dependencia mucho mayor. Entre 2020 y 2024, el porcentaje de jóvenes que vapean a diario pasó del 15.4% al 28.8%, y más de la mitad de ellos ha intentado dejar el hábito sin éxito.
La OMS estima que más de 100 millones de personas en el mundo vapean, incluyendo a 15 millones de adolescentes entre 13 y 15 años. En países con datos disponibles, los jóvenes tienen nueve veces más probabilidades de vapear que los adultos, un patrón que alarma a las autoridades de salud pública.
Jeremy Farrar, alto funcionario de la OMS, denunció que la industria del tabaco y la nicotina está dirigiendo sus estrategias de marketing hacia los adolescentes, con productos atractivos y poco regulados. Esto ha llevado a un fenómeno de «endurecimiento» de los usuarios, donde los jóvenes más persistentes desarrollan una adicción más fuerte y enfrentan mayores dificultades para abandonar el hábito.
Expertos como Abbey Masonbrink, del Children’s Hospital Los Angeles, advierten que los dispositivos actuales entregan dosis más altas de nicotina, lo que incrementa la dependencia. Además, el perfil de los jóvenes que vapean ha cambiado: ahora hay más casos entre mujeres, afroamericanos, personas no hispanas y adolescentes de zonas rurales, donde el vapeo diario pasó del 16.4% al 41.8% en solo cuatro años.
Ante este escenario, la OMS exige regulaciones más estrictas sobre los cigarrillos electrónicos y productos emergentes, así como mayor acceso a tratamientos efectivos para ayudar a los jóvenes a superar la adicción. Los especialistas destacan la necesidad de acompañamiento médico y recursos como la vareniclina, junto con campañas de educación y prevención sostenidas.
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