
La comunidad dominicana en Long Island vive un momento de profundo dolor tras los asesRobin Moscoso Hernández , un joven de 17 años que perdió la vida en un tiroteo en North Amityville. El caso ha sacudido a familias migrantes que ven en este suceso una ruptura de la promesa del «sueño americano».
Muchos padres emigran buscando seguridad, educación y futuro para sus hijos. pero estLos riesgos también cruzan fronteras . Aunque Long Island es una zona predominantemente residencial, no está exenta de tensiones sociales, acceso a armas y conflictos entre jóvenes.
El presunto responsable, Bryan Ventura Ramírez , de 20 años, también de origen dominicano, fue arrestadohomicidio imprudente y posesión ilegal de arma de fuego . Ambos compartían nacionalidad, edad cercana y entorno, lo que hace aún más doloroso el hecho.
Líderes comunitarios advierten que hay una brecha generacional: mientras los padres trabajan largas jornadas, muchos adolescentes qu
“Pensamos que aquí estábamos seguros”, dijo una madre dominicana. “Pero ahora vemos que el peligro puede estar dentro de casa, entre amigos, en un malentendido.
El caso exige una reflexión colectiva: ¿Cómo protegemos a nuestros jóvenes en el exterior? ¿Dónde están los espacios de diálogo y contención?
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