
El cierre del Gobierno federal de Estados Unidos, que comenzó en la madrugada de este miércoles, ha dejado a 750,000 empleados sin sueldo y ha paralizado servicios esenciales en todo el paÃs. Pero para el presidente Donald Trump, esta no es una crisis, sino una oportunidad. «Es hora de eliminar el despilfarro», declaró Trump, quien ve en este cierre una forma de presionar a los demócratas para que acepten sus demandas de recortes presupuestarios. Mientras tanto, miles de familias se preguntan cómo pagarán sus cuentas sin sus salarios.
El cierre se produjo después de que el Congreso no lograra llegar a un acuerdo sobre el financiamiento provisional del Gobierno. Los demócratas se niegan a aceptar los recortes propuestos por Trump en áreas como educación, medio ambiente y programas sociales, mientras que los republicanos insisten en que es el momento de «reducir el tamaño del Gobierno». «Los demócratas han optado por proteger programas ineficientes en lugar de llegar a un acuerdo», declaró Trump, quien parece dispuesto a mantener el cierre el tiempo que sea necesario para lograr sus objetivos.
Entre los más afectados por el cierre están los empleados federales de bajos ingresos, muchos de los cuales viven al dÃa y dependen de cada quincena para pagar sus facturas. Lisa MartÃnez, empleada del Departamento de Educación, es una de ellas. «Tengo dos hijos y un préstamo hipotecario. ¿Cómo voy a pagar mis cuentas si no recibo mi sueldo?», se pregunta, reflejando la angustia de miles de trabajadores que ahora se ven obligados a recortar gastos o buscar ayuda en bancos de alimentos. También están en riesgo programas como los cupones de alimentos (SNAP), que benefician a 4 millones de personas, y que podrÃan ver reducidos sus beneficios si el cierre se prolonga.
Los parques nacionales, que atraen a millones de turistas cada año, han cerrado sus puertas, afectando no solo a los visitantes, sino también a las comunidades locales que dependen del turismo. En Yellowstone, Marcus Johnson, un guardaparques, sigue trabajando sin cobrar. «Si esto continúa, no podré pagar mi alquiler», dice, preocupado por su futuro inmediato. Mientras tanto, en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Ana RodrÃguez, una analista con una década de servicio, se siente utilizada como peón en un juego polÃtico. «Nunca pensé que me tratarÃan asû, confiesa, frustrada por la falta de un acuerdo que ponga fin a esta situación.
Los expertos advierten que un cierre prolongado podrÃa tener consecuencias económicas graves. Según estimaciones de Goldman Sachs, cada semana de paralización del Gobierno reduce el crecimiento del PIB en un 0.1%. «Un cierre de un mes podrÃa costarle a la economÃa hasta 6 mil millones de dólares», advierte Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics. Además, la incertidumbre podrÃa afectar la confianza de los mercados, algo que ya se ha comenzado a notar en la Bolsa de Nueva York, donde los Ãndices mostraron volatilidad en las primeras horas del cierre.
En el Capitolio, las negociaciones siguen estancadas. Los demócratas, liderados por Nancy Pelosi, insisten en que no aceptarán recortes en programas sociales y ambientales, mientras que los republicanos, con Kevin McCarthy a la cabeza, mantienen su postura de reducir el gasto público. «Esto podrÃa durar semanas», advierte un asesor demócrata, quien señala que Trump no parece dispuesto a ceder. «El presidente está usando a los trabajadores como rehenes», denuncia Pelosi, quien acusa a Trump de anteponer su agenda polÃtica al bienestar de los ciudadanos.
Mientras la clase polÃtica discute, son los ciudadanos comunes los que sufren las consecuencias. En Washington, las calles están más vacÃas de lo habitual, con muchos empleados federales en sus casas, preocupados por su futuro. En otros estados, los efectos del cierre comienzan a sentirse en servicios locales. «Es una situación injusta», dice Lisa MartÃnez, quien, como muchos otros, solo quiere volver a su trabajo y recibir su salario. Pero, por ahora, el futuro sigue siendo incierto, y la única certeza es que, mientras el Gobierno permanezca cerrado, serán los más vulnerables quienes paguen el precio más alto.